martes, 28 de abril de 2009

INTENCIÓN MISIONERA


“Para que las Iglesias católicas de reciente fundación, agradecidas al Señor por el don de la fe, estén dispuestas a participar en la misión universal de la iglesia ofreciendo su disponibilidad a predicar el Evangelio en todo el mundo” Comentario a la intención misionera indicada por el Santo Padre para el mes de mayo 2009

Ciudad del vaticano (Agencia Fides) - El Señor Jesús envió a los Apóstoles a predicar el evangelio al mundo entero. Como fruto de la vitalidad de su Palabra y de la potencia de su gracia, el Reino se ha ido extendiendo poco a poco por todo el mundo. El Dios Trinitario ha comenzado a vivir en los corazones de muchos hijos suyos que habitaban en tierras donde nunca se había oído hablar del único Salvador del mundo: Jesucristo.
Gracias al trabajo que muchos misioneros han realizado entregando generosamente su vida, la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo, ha ido creciendo y haciéndose presente en muchos lugares del planeta, buscando con celo materno a los hijos que habitaban los cuatro confines de la tierra. Como fruto de esta presencia, se han ido estableciendo nuevas diócesis, jóvenes Iglesias, en cuya vida esta presente el misterio de la Iglesia universal.
El Papa invita a estas jóvenes Iglesias a mostrarse agradecidas por el don de la fe. Ciertamente la fe, es el don más grande que Dios nos hace. Ésta no es solamente la aceptación de un conjunto de verdades intelectuales o de un sistema ético. La fe hace posible entrar en comunión de vida con Dios, vivir su vida divina. S. Juan nos asegura que “creyendo, tendremos vida en su nombre” (cfr. Jn 20, 31). Esta comunión de vida que brota de la fe, se fundamenta en el amor. Creer es conocer el amor personal que Dios tiene por mí. De ahí que la verdadera fe, como amor verdadero que es, no puede quedarse en silencio. El amor, como el bien, es diffusivum sui, exige ser comunicado por su propio ser. Esto fundamenta que una Iglesia que vive la alegría de su fe, una Iglesia joven con la frescura del amor por Jesucristo, necesite ser también misionera, extendiendo a otros el Dios-amor que ha conocido. Hablando de S. Pablo, decía Benedicto XVI: “En el camino de Damasco había experimentado y comprendido que la redención y la misión son obra de Dios y de su amor. El amor a Cristo lo impulsó a recorrer los caminos del Imperio romano como heraldo, apóstol, pregonero y maestro del Evangelio” (Mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones 2008).
El Decreto Ad gentes dice en el número 20, hablando de las Iglesias de reciente fundación: “Para que este celo misional florezca entre los nativos del lugar es muy conveniente que las Iglesias jóvenes participen cuanto antes activamente en la misión universal de la Iglesia, enviando también ellos misioneros que anuncien el Evangelio por toda la tierra, aunque sufran escasez de clero. Porque la comunión con la Iglesia universal se completará de alguna forma cuando también ellas participen activamente del esfuerzo misional para con otros pueblos”.
Todos debemos recordar la parábola de la viuda que echó sólo dos pequeñas monedas en el cepillo del Templo. Ella, nos asegura el Señor, “ha echado más que todos” (cfr. Mc 12, 43). De ahí que sea necesario cultivar un generoso espíritu misionero. Cada Iglesia es responsable del crecimiento de toda la Iglesia universal.
Es cierto que las Iglesias de vieja raigambre en la fe, han contribuido a la extensión del Evangelio con mucha generosidad en el pasado. Quizá sea necesario hoy, sacudirse la comodidad, los complejos y los miedos ante una sociedad secularizada, y renovar también el espíritu evangelizador.
Demos gracias a Dios por la vitalidad y generosa floración de vocaciones en las Iglesias jóvenes. Ellas constituyen un testimonio de la eterna juventud de Dios y de la fuerza del Espíritu Santo.
Pidamos a María, en este mes a ella dedicado, que nos acompañe en la oración. Recogidos con Ella en el cenáculo a la espera de un nuevo Pentecostés en el amor, oremos para que la Iglesia de Cristo, de la que Ella es imagen consumada como Madre-Virgen, siga engendrando hijos “en el Hijo” por la fe y el bautismo. (Agencia Fides 28/4/2009)

lunes, 27 de abril de 2009

VATICANO - SIETE CARDENAL ENVIADOS ESPECIALES DEL SANTO PADRE A LAS CELEBRACIONES CONCLUSIVAS DEL AÑO DEDICADO A SAN PABLO EN LOS LUGARES PAULINOS

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Con ocasión de la clausura del año dedicado al apóstol San Pablo, que se tendrá de forma contemporánea el 29 de junio de 2009 en los diversos "lugares paulinos", el Santo Padre Benedicto XVI ha nombrado siete Cardenales en calidad de Enviados Especiales a las correspondientes celebraciones. A Tierra santa el Card. Walter Kasper, Presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la unidad de los Cristianos; a Malta el Card. Ennio Antonelli, Presidente del Consejo Pontificio por la Familia; a Chipre el Card. Renato R. Martino, Presidente del Consejo Pontificio Justicia y la Paz; a Turquía el Card. Jean-Louis Tauran, Presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso; a Grecia el Card. Jozef Tomko, Prefecto emérito de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos; a Siria el Card. Antonio Mª. Rouco Varela, Arzobispo de Madrid; a Líbano el Card. André Vingt-Trois, Arzobispo de París. (S.L) (Agencia Fides 27/4/2009)

sábado, 25 de abril de 2009

SAN PABLO


Simposio sobre San Pablo en la Universidad Católica de África oriental

Eldoret (Agencia Fides) - La sede de Kenya de la Universidad Católica de África oriental (CUEA) ha organizado un Simposio sobre San Pablo para celebrar el Año Paulino instituido por Benedicto XVI. El Simposio se realizará el lunes 27 de abril en el campus universitario de Eldoret. Según las informaciones difundidas por la Agencia CISA, tomarán la palabra S.E. Mons. Cornelius Korir, Obispo de Eldoret; el Rev. Prof. C. Majawa, Decano de la facultad de Teología de la CUEA, que hablará sobre “San Pablo modelo de reconciliación y de resolución de los conflictos”; el Rev. p. Faustine Kamugisha ilustrará el tema “San Pablo y el ministerio pastoral de la Iglesia en los tiempos modernos”; el Rev. Dr. Fredrick Nvumbi, responsable de los Estudios Religiosos en la CUEA, se detendrá sobre “San Pablo, prototipo del Diálogo interreligioso”; el Rev. Dr. Pius Rutechura, Secretario general del AMECEA se centrará finalmente sobre “La familia como cuna de la Iglesia en las Cartas de San Pablo”. (S.L.) (Agencia Fides 23/4/2009; líneas 12, palabras 179)

jueves, 16 de abril de 2009

JESÚS HA RESUCITADO ¡¡ALELUYA!!


Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "También este año, resuena en Pascua inmutable y siempre nueva, en todos los rincones de la tierra, esta buena noticia: Jesús muerto en la cruz ha resucitado, vive glorioso porque ha derrotado el poder de la muerte, ha llevado al hombre a una nueva comunión de vida con Dios y en Dios. Ésta es la victoria de la Pascua, nuestra salvación”. Lo ha subrayado el Santo Padre Benedicto XVI en la catequesis durante la audiencia general del miércoles 15 de abril, realizada en la plaza de San Pedro, que ha dedicado al significado de la resurrección de Cristo.
Después de haber puesto en evidencia el "gozo espiritual", la alegría "que emana de la certeza que Cristo, con su muerte y resurrección, ha triunfado definitivamente sobre el mal y sobre la muerte", el Papa ha afirmado que "el misterio de la Pascua abraza todo el arco de nuestra existencia", y ha subrayado que "en este tiempo litúrgico son muchas las referencias bíblicas y los estímulos a la meditación que se nos ofrecen para profundizar en el sentido y el valor de la Pascua”.
Benedicto XVI ha definido a continuación "fundamental para nuestra fe y para nuestro testimonio cristiano proclamar la resurrección de Jesús de Nazaret como un evento real, histórico, certificado por muchos y acreditados testigos" después ha proseguido: “lo afirmamos con fuerza porque, también en estos tiempos, no falta quien trata de negar su historicidad reduciendo la narración evangélica a un mito, a una 'visión' de los Apóstoles, retomando y presentando viejas y ya consumadas teorías como nuevas y científicas. Ciertamente la resurrección no fue para Jesús un simple retorno a la vida anterior… La resurrección se sitúa en otra dimensión: es el paso a una dimensión de vida intensamente nueva, que nos interesa también a nosotros, que implica toda la familia humana, la historia y el universo… La resurrección de Jesús funda nuestra firme esperanza e ilumina toda nuestra peregrinación terrena, incluido el enigma humano del dolor y la muerte. La fe en Cristo crucificado y resucitado es el corazón de todo el mensaje evangélico, el núcleo central de nuestro 'Credo'.
A este punto el Santo Padre ha citado un pasaje de la Primera Carta a los Corintios (15,3-8) en la que el apóstol Pablo transmite fielmente lo que él recibió de la primera comunidad apostólica sobre la muerte y resurrección del Señor. "San Pablo presenta ante todo la muerte de Jesús y pone, en un texto tan breve, dos añadidos a la noticia de que 'Cristo murió'. El primer añadido es: murió 'por nuestros pecados'; el segunda es: 'según las Escrituras'. Esta expresión 'según las Escrituras' pone el acontecimiento de la muerte del Señor en relación con la historia de la alianza veterotestamentaria de Dios con su pueblo, y nos hace comprender que la muerte del Hijo de Dios pertenece al tejido de la historia de la salvación, es más, nos ayuda a entender que tal historia recibe de esta su lógica y su verdadero sentido… Como y porque sucedió esto se comprende lo de la otra añadidura que san Pablo hace: Cristo murió 'por nuestros pecados'. Con estas palabras el texto paulino parece retomar la profecía de Isaías contenida en el Cuarto Canto del Siervo de Dios (cfr Is 53,12). El Siervo de Dios - así dice el Canto – ‘se despojó a si mismo hasta la muerte', ha llevado 'el pecado de muchos', e intercediendo por los 'culpables' ha podido obtener el don de la reconciliación de los hombres entre ellos y de los hombres con Dios: la suya es pues una muerte que pone fin a la muerte; la vía de la Cruz lleva a la Resurrección. En los versículos que siguen, el apóstol se detiene luego en la resurrección del Señor… No pocos exegetas entreven en la expresión: ‘resucitó al tercer día según las Escrituras’ una significativa llamada de lo que leemos en el Salmo 16, dónde el Salmista proclama: No abandonarás mi vida en los infiernos ni dejarás que tu fiel vea la corrupción', (v.10). Es este uno de los textos del antiguo Testamento, citados con frecuencia en el cristianismo primitivo, para probar el carácter mesiánico de Jesús. Ya que según la interpretación judía la corrupción empezó después del tercer día, la palabra de la Escritura se cumple en Jesús que resucita al tercer día, primera es decir, antes de que empiece la corrupción. San Pablo, transmitiendo fielmente la enseñanza de los Apóstoles, subraya que la victoria de Cristo sobre la muerte se produce por la potencia creadora de la Palabra de Dios. Esta potencia divina trae esperanza y alegría: es este, en definitiva el contenido liberador de la revelación pascual. En la Pascua, Dios se revela a si mismo y la potencia del amor trinitario que destruye las fuerzas destructoras del mal y la muerte".
El Pontífice ha concluido su catequesis exhortando a los presentes a dejarse iluminar "por el resplandor del Señor resucitado. Acojámoslo con fe y adhirámonos generosamente a su Evangelio, como hicieron los testigos privilegiados de su resurrección; como hizo, muchos años después, san Pablo que encontró al divino Maestro de modo extraordinario en el camino de Damasco. No podemos quedarnos para nosotros el anuncio de esta Verdad que cambia de la vida de todos… la Virgen Maria nos ayude a cultivarnos en nosotros, y a nuestro alrededor este clima de alegría pascual, para ser testigos del amor divino en todas las situaciones de nuestra existencia". (S.L) (Agencia Fides 16/4/2009)