lunes, 29 de junio de 2009

FIESTA DE SAN PEDRO Y SAN PABLO


EVANGELIO

En aquel tiempo llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo y preguntaba a sus discípulos: -¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre?

Ellos contestaron: -Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.

Él les preguntó: -Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?

Simón Pedro tomó la palabra y dijo: -Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.

Jesús le respondió: -Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.

Te daré las llaves del Reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.

PALABRA DE DIOS


Cada 29 de Junio se celebra en muchos países del mundo el día de San Pedro y San Pablo. esta festividad que también recuerda el "día del Papa".

Pedro, pescador de Galilea y piedra de la iglesia, y Pablo, apóstol de gentiles, fueron fundamentales en el avance del cristianismo desde Jerusalén. Ellos sufrieron persecuciones durante su vida por anunciar el mensaje de Jesucristo. Murieron en Roma, el primero crucificado y el segundo decapitado, durante el gobierno del emperador romano en el año 68 D.C.


El Santo Padre ha clausurado el Año Paulino, recordado la importancia que todavía hoy tienen las cartas escritas por el “apóstol de las gentes”, y en este sentido ha analizado algunos pasajes. Deteniéndose en su Carta a los Romanos, el Papa ha subrayado dos palabras clave: “transformar” y “renovar”. “El mundo está siempre a la búsqueda de la novedad, porque siempre está descontento de la realidad concreta”, ha dicho Benedicto XVI señalando que al respecto, Pablo dice: “el mundo no puede ser renovado sin hombres nuevos”. Es decir, que no hay que ser conformistas, sino que hay que ser hombres nuevos, transformando nuestro modo de pensar. “El pensamiento del hombre viejo, el modo de pensar común, está dirigido en general hacia las posesiones, el éxito y la fama -ha dicho Benedicto XVI señalando que- de este modo la visión es limitada, porque sólo queda el propio ‘yo’ al centro del mundo, por lo que tenemos que aprender a pensar de manera más profunda”, entendiendo “la voluntad de Dios”.

Aplicando las enseñanzas de Pablo a nuestro mundo de hoy, Benedicto XVI ha señalado que no es valiente quien cree en una fe confeccionada a su gusto personal, sino que “valiente es quien se adhiere a la fe de la Iglesia –ha dicho el Papa- incluso si ésta contradice el ‘esquema’ del mundo contemporáneo”.

“El nuevo modo de pensar que nos dona la fe –ha proseguido Benedicto XVI- se dirige hacia la verdad”, porque el poder de la fe, el poder de Dios, es la verdad. El Santo Padre ha concluido recordando que la debilidad del hombre de hoy es el vacío interior. Para evitarlo, el Papa ha señalado la “necesidad de una razón iluminada del corazón”, para aprender a actuar según la verdad en la caridad. “Pero esto no se realiza –ha finalizado- sin una íntima relación con Dios, sin la vida de oración”.

Las celebraciones conclusivas de este Año Paulino se desarrollan en Roma, y en los diferentes “lugares paulinos”, con la presencia de los enviados especial del Pontífice. En particular, en Tierra Santa se encuentra el Card. Walter Kasper, presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos; en Malta, el Card. Ennio Antonelli, presidente del Consejo Pontificio para la Familia; en Turquía, el Card. Jean Louis Tauran, presidente del dicasterio vaticano para el diálogo interreligioso; en Grecia, el Card. Josef Tomko, emérito de la Congregación para la evangelización de los Pueblos; en Siria, el Card. Antonio Maria Rouco Varela, arzobispo de Madrid; y en el Líbano, el card. André Vingt-Trois, arzobispo de París.