viernes, 10 de septiembre de 2010

EL ESPÍRITU DEL BUEN SAMARITANO


ASIA/PAKISTAN - Un Obispo lleva ayuda humanitaria a las madrase y a los niños con discapacidad
Multan (Agencia Fides) - El espíritu “es el del Buen Samaritano, que no ha solicitado la identidad del hombre en necesidad, lo ha ayudado sin dudarlo”. “Hoy nuestra tarea en esta terrible tragedia es mostrar el amor de Dios a todo ser humano independientemente de su religión, comunidad de pertenencia, estado social”: con estas palabras Su Exc. Mons. Andrew Francis, Obispo de Multan, una grande diócesis en el Punjab, cuenta a la Agencia Fides su compromiso personal con las víctimas de la tragedia.
Cada día el Obispo hace cientos de kilómetros de viaje (la diócesis es muy extensa e incluye también zonas de la provincia del Beluchistán) para llevar ayuda humanitaria a los refugiados, conduciendo un equipo de Caritas local: “Me muevo con el hábito y la Cruz de Obispo: Yo soy, ante todo, un sacerdote católico y mi presencia, en sí, expresa la cercanía y la solidaridad de toda la Iglesia católica hacia los desplazados víctimas de las inundaciones. En ellos vemos a Jesucristo que, como dice el Evangelio, está desnudo, hambriento, sediento, y que nosotros debemos sanar”.
“Nuestras operaciones de rescate y entrega de ayuda humanitaria - comida, agua, tiendas de campaña, medicamentos sobre todo- llegan al menos a 25 mil personas en siete distritos. Estamos haciéndolo lo mejor que podemos, utilizando todos nuestros recursos”, explica a Fides. A la labor humanitaria, se añade también “una oración intensa: muchas familias nos piden que oremos por ellos: ponemos sus vidas en manos de la Providencia”, señala.
Sobre los destinatarios de la ayuda, el Obispo explica a Fides. “Salimos al encuentro de todos los necesitados, sin vacilación: muchos son hindúes, que en nuestra diócesis se han visto gravemente afectados por las inundaciones; hay pocas familias cristianas. También hemos prestado ayuda a musulmanes extremistas: por ejemplo, fui con la cruz de Obispo en torno al cuello, a las madrase, escuelas coránicas muy generalizadas en la diócesis de Multan. Como Obispo, he llevado ayuda humanitaria a mullah conocidos por sus ideas bastante radicales. He sido bien recibido, valorado y me dieron las gracias”. El Obispo también ha organizado un encuentro interreligioso en la Catedral de Multan “para pedir junto a los líderes cristianos, musulmanes e hindúes la misericordia de Dios. La tragedia une en solidaridad a todas las comunidades religiosas”.
Se presta especial atención hacia “los niños discapacitados y los afectados con síndrome de Down: sus familias están en gran dificultad. Los equipos de Caritas recorren las aldeas en busca de estas familias, que son los casos más desesperados”. En este trabajo de ayudar a los niños, “una contribución muy especial viene de parte de los niños de la Infancia Misionera de la diócesis: han recogido, de puerta en puerta, ayudas destinadas a los niños y, hasta la fecha, hemos sido capaces de beneficiar a más de 20 mil niños de entre las familias de refugiados”.
El Obispo concluye: “Estoy feliz de ser cristiano en Pakistán, a pesar de las dificultades, incluso en esta tragedia. La misión de la Iglesia de hoy es acercarse al prójimo que sufre y ser signo del amor y la misericordia de Dios”. (PA) (Agencia Fides 9/9/2010)

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