VATICANO - Llamamiento del Papa por “un esfuerzo internacional urgente y concertado para resolver las tensiones actuales en el Oriente Medio, especialmente en Tierra Santa, antes que estos conflictos conduzcan a un mayor derramamiento de sangre”
Nicosia (Agencia Fides) – “Reitero mi llamamiento personal a un esfuerzo internacional urgente y concertado para resolver las tensiones actuales en el Oriente Medio, especialmente en Tierra Santa, antes de que estos conflictos conduzcan a un mayor derramamiento de sangre”. Son las palabras pronunciadas por el Santo Padre Benedicto XVI el domingo 6 de junio, al final de la Santa Misa celebrada en el Palacio del Deporte Eleftheria de Nicosia, antes de la entrega del Instrumentum laboris de la próxima Asamblea Especial para el Medio Oriente del Sínodo de los Obispos, que se celebrará en octubre.
En su discurso el Santo Padre recordó ante todo a Mons. Luigi Padovese, Presidente de la Conferencia Episcopal Turca, asesinado el 3 de junio, quien había contribuido a la preparación del Instrumentum laboris: “Confío su alma a la misericordia de Dios todopoderoso, consciente cuán comprometido estaba, sobre todo como obispo, en el entendimiento entre religiones y culturas, y en el diálogo entre las Iglesias. Su muerte es un recuerdo aleccionador de la vocación que compartimos todos los cristianos, de ser valientes testigos, en toda circunstancia, de lo que es bueno, noble y justo”. Luego el Papa evidenció cómo el Oriente Medio tiene “un lugar especial en los corazones de todos los cristianos, ya que fue allí donde en primer lugar Dios se dio a conocer a nuestros padres en la fe”. Si bien el mensaje del Evangelio se ha difundido en todo el mundo, “los cristianos en todas partes continúan mirando a Oriente Medio con especial reverencia, a causa de los profetas y patriarcas, apóstoles y mártires a quienes tanto debemos, los hombres y las mujeres que escucharon la palabra de Dios, dieron testimonio de ella, y nos la entregaron a nosotros que pertenecemos a la gran familia de la Iglesia”.
Deteniéndose luego en la próxima Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos, el Santo Padre ha evidenciado que “intentará profundizar en los lazos de comunión entre los miembros de vuestras Iglesias locales, como también en la comunión de estas mismas Iglesias entre sí y con la Iglesia universal”, y será así un aliento en el testimonio de la fe en Cristo, dado en los países donde esta fe nació y creció. “La Asamblea Especial es una ocasión para los cristianos del resto del mundo de ofrecer un apoyo espiritual y una solidaridad por sus hermanos y hermanas de Oriente Medio – prosiguió el Santo Padre –. Es una ocasión para poner de relieve el valor importante de la presencia y del testimonio cristianos en los países de la Biblia, no sólo para la comunidad cristiana a nivel mundial, sino igualmente para vuestros vecinos y conciudadanos. Vosotros contribuís de innumerables formas al bien común, por ejemplo a través de la educación, el cuidado de los enfermos y la asistencia social, y trabajéis por la construcción de la sociedad. Deseáis vivir en paz y armonía con vuestros vecinos judíos y musulmanes. A menudo actuáis como artesanos de la paz en el difícil proceso de reconciliación. Merecéis reconocimiento por el papel inestimable que desempeñáis. Es mi firme esperanza que vuestros derechos sean siempre respetados, incluido el derecho a la libertad de culto y la libertad religiosa, y que no sufráis nunca más discriminaciones de ningún tipo. Rezo para que la labor de la Asamblea especial ayude a centrar la atención de la comunidad internacional sobre la difícil situación de los cristianos en el Oriente Medio, que sufren por sus creencias, de modo que se puedan encontrar soluciones justas y duraderas a los conflictos que causan tantas penalidades”. (SL) (Agencia Fides 7/06/2010; líneas 39 palabras 590)
Nicosia (Agencia Fides) – “Reitero mi llamamiento personal a un esfuerzo internacional urgente y concertado para resolver las tensiones actuales en el Oriente Medio, especialmente en Tierra Santa, antes de que estos conflictos conduzcan a un mayor derramamiento de sangre”. Son las palabras pronunciadas por el Santo Padre Benedicto XVI el domingo 6 de junio, al final de la Santa Misa celebrada en el Palacio del Deporte Eleftheria de Nicosia, antes de la entrega del Instrumentum laboris de la próxima Asamblea Especial para el Medio Oriente del Sínodo de los Obispos, que se celebrará en octubre.
En su discurso el Santo Padre recordó ante todo a Mons. Luigi Padovese, Presidente de la Conferencia Episcopal Turca, asesinado el 3 de junio, quien había contribuido a la preparación del Instrumentum laboris: “Confío su alma a la misericordia de Dios todopoderoso, consciente cuán comprometido estaba, sobre todo como obispo, en el entendimiento entre religiones y culturas, y en el diálogo entre las Iglesias. Su muerte es un recuerdo aleccionador de la vocación que compartimos todos los cristianos, de ser valientes testigos, en toda circunstancia, de lo que es bueno, noble y justo”. Luego el Papa evidenció cómo el Oriente Medio tiene “un lugar especial en los corazones de todos los cristianos, ya que fue allí donde en primer lugar Dios se dio a conocer a nuestros padres en la fe”. Si bien el mensaje del Evangelio se ha difundido en todo el mundo, “los cristianos en todas partes continúan mirando a Oriente Medio con especial reverencia, a causa de los profetas y patriarcas, apóstoles y mártires a quienes tanto debemos, los hombres y las mujeres que escucharon la palabra de Dios, dieron testimonio de ella, y nos la entregaron a nosotros que pertenecemos a la gran familia de la Iglesia”.
Deteniéndose luego en la próxima Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos, el Santo Padre ha evidenciado que “intentará profundizar en los lazos de comunión entre los miembros de vuestras Iglesias locales, como también en la comunión de estas mismas Iglesias entre sí y con la Iglesia universal”, y será así un aliento en el testimonio de la fe en Cristo, dado en los países donde esta fe nació y creció. “La Asamblea Especial es una ocasión para los cristianos del resto del mundo de ofrecer un apoyo espiritual y una solidaridad por sus hermanos y hermanas de Oriente Medio – prosiguió el Santo Padre –. Es una ocasión para poner de relieve el valor importante de la presencia y del testimonio cristianos en los países de la Biblia, no sólo para la comunidad cristiana a nivel mundial, sino igualmente para vuestros vecinos y conciudadanos. Vosotros contribuís de innumerables formas al bien común, por ejemplo a través de la educación, el cuidado de los enfermos y la asistencia social, y trabajéis por la construcción de la sociedad. Deseáis vivir en paz y armonía con vuestros vecinos judíos y musulmanes. A menudo actuáis como artesanos de la paz en el difícil proceso de reconciliación. Merecéis reconocimiento por el papel inestimable que desempeñáis. Es mi firme esperanza que vuestros derechos sean siempre respetados, incluido el derecho a la libertad de culto y la libertad religiosa, y que no sufráis nunca más discriminaciones de ningún tipo. Rezo para que la labor de la Asamblea especial ayude a centrar la atención de la comunidad internacional sobre la difícil situación de los cristianos en el Oriente Medio, que sufren por sus creencias, de modo que se puedan encontrar soluciones justas y duraderas a los conflictos que causan tantas penalidades”. (SL) (Agencia Fides 7/06/2010; líneas 39 palabras 590)
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