viernes, 22 de mayo de 2009

BENEDICTO XVI HABLA DEL VIAJE A TIERRA SANTA


Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “Me detengo hoy a hablar del viaje apostólico que he realizado del 8 al 15 de mayo a Tierra Santa, y por el que no dejo de dar gracias al Señor, pues se ha revelado un gran don para el sucesor de Pedro y para toda la Iglesia": son las palabras con las que el Santo Padre Benedicto XVI ha iniciado su discurso durante la audiencia general del miércoles 20 de mayo, en la plaza de San Pedro. Después de haber agradecido a las Autoridades religiosas y civiles, junto a cuantos de diversos modos han colaborado a la preparación y al buen resultado de la visita, el Papa ha subrayado que se ha tratado ante todo de una peregrinación, es más, de la peregrinación por excelencia a los manantiales de la fe; y al mismo tiempo, de una visita pastoral a la Iglesia que vive en Tierra Santa: una comunidad de singular importancia, pues representa una presencia viva allí, donde encuentra su origen”.
La primera etapa de la peregrinación, desde el 8 hasta la mañana del 11 de mayo, ha sido en Jordania, dónde el Papa ha visitado el Monte Nebo, desde el que Moisés contempló la Tierra Prometida y dónde murió sin poder entrar, y luego Betania "más allá del Jordán", dónde, según el cuarto Evangelio, bautizaba inicialmente san Juan. Benedicto XVI ha recordado la bendición de la primera piedra de dos iglesias que edificar en el sitio donde san Juan bautizaba: “Este hecho es signo de la apertura y del respeto del Reino Hachemita por la libertad religiosa y la tradición cristiana, y esto merece gran aprecio… ¡Qué importante es el que los cristianos y los musulmanes convivan pacíficamente respetándose mutuamente! Gracias a Dios y al compromiso de los gobernantes, esto sucede en Jordania. He rezado mucho para que sea también así en otros lugares, pensando sobre todo en los cristianos que viven una situación difícil en Irak”.
El Papa ha subrayado después como la comunidad cristiana es "apreciada en la sociedad por sus obras educativas y de asistencia, atentas a la persona, independientemente de su pertenencia étnica o religiosa". A este respecto ha recordado el Centro de rehabilitación Regina Pacis en Amman y la entrega de la primera piedra de la universidad de Madaba, del Patriarcado latino de Jerusalén: "esta manifiesta de forma tangible que la Iglesia promueve la búsqueda de la verdad y del bien común y ofrece un espacio abierto y de calidad a cuantos quieren dedicarse a esa búsqueda, premisa indispensable para un diálogo verdadero y fructuoso entre las civilizaciones”.
La mañana de lunes 11 de mayo, la segunda etapa de la peregrinación: “llegué a Israel, - ha dicho el Papa - donde desde el inicio me presenté como peregrino de fe, en la Tierra en la que Jesús nació, vivió, murió y resucitó, y al mismo tiempo, como peregrino de paz para implorar de Dios que en el lugar donde se hizo hombre, todos los hombres vivan como hijos suyos, es decir como hermanos". Este segundo aspecto se vio de modo particular en los encuentros con las Autoridades civiles, mientras que hablando a los representantes de las Comunidades religiosas el Papa ha deseado que " la fe en un único Dios, justo y misericordioso… debe liberar toda su carga de respeto, de reconciliación y colaboración". Jerusalén, encrucijada de las tres grandes religiones monoteístas, en su mismo nombre - "ciudad de la paz” - " expresa el designio de Dios sobre la humanidad: hacer de ella una gran familia… Todos los creyentes, por tanto, deben dejar atrás prejuicios y voluntad de dominio y practicar con concordia el mandamiento fundamental: amar a Dios con todo su ser y amar al prójimo como a nosotros mismos. Esto es lo que están llamados a testimoniar los judíos, los cristianos y los musulmanes para honrar con los hechos al Dios que rezan con los labios”. Benedicto XVI, recordando su visita al Mausoleo de Yad Vashem, erigido en Jerusalén en honor de las víctimas del Shoah, ha afirmado: “¡No hay que olvidar jamás la tremenda tragedia de la Shoá! Es necesario que esté siempre en nuestra memoria como admonición universal del respeto sagrado por la vida humana que tiene siempre un valor infinito”.
A continuación, el Pontífice ha recordado los encuentros con las Comunidades católicas desde Tierra Santa a Jerusalén, a Belén y Nazaret. "En el Valle de Josafat, en Jerusalén, meditamos en la Resurrección de Cristo como fuerza de esperanza y paz para esa ciudad y el mundo entero. En Belén, en los Territorios Palestinos, la misa fue celebrada ante la Basílica de la Natividad con la participación de fieles procedentes de Gaza, que tuve la alegría de consolar personalmente, asegurándoles mi cercanía particular. Belén, lugar donde resonó el canto celestial de paz para los hombres, es el símbolo de la distancia que nos sigue separando del cumplimento de aquel anuncio: precariedad, aislamiento, incertidumbre, pobreza. Todo ello ha llevado a tantos cristianos a irse de allí. Pero la Iglesia sigue su camino, sostenida por la fuerza de la fe y atestiguando su amor con obras concretas de servicio a los hermanos, como el Caritas Baby Hospital de Belén, apoyado por las diócesis de Alemania y Suiza, y la acción humanitaria en los campos de refugiados. En el que visité, pude asegurar a las familias que allí se hospedan la cercanía y el aliento de la Iglesia universal, invitando a todos a buscar la paz con métodos no violentos, siguiendo el ejemplo de san Francisco de Asís. La tercera y última misa con el pueblo la celebré el jueves pasado en Nazaret, ciudad de la Sagrada Familia. Rezamos por todas las familias para que se redescubra la belleza del matrimonio y de la vida familiar, el valor de la espiritualidad doméstica y de la educación, la atención a los niños, que tienen el derecho a crecer en paz y serenidad”.
Al término de su discurso, el Santo Padre ha dicho: “Me gusta recapitular todo el itinerario que he podido realizar precisamente con el signo de la resurrección de Cristo: a pesar de las vicisitudes que a través de los siglos han marcado los santos lugares, a pesar de las guerras, las destrucciones y desgraciadamente los conflictos entre los cristianos, la Iglesia ha proseguido su misión, movida por el Espíritu del Señor resucitado. Está en camino hacia la unidad plena para que el mundo crea en el amor de Dios y experimente la alegría de su paz. De rodillas, en el Calvario y en el Santo Sepulcro invoqué la fuerza del amor que surge del misterio pascual, la única fuerza capaz de renovar a los hombres y de orientar hacia su fin la historia y el cosmos”.
Después de haber saludado a los peregrinos en las diversas lenguas, el Pontífice ha lanzado este breve llamamiento con ocasión de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales: "El próximo domingo, la Iglesia celebrará el Día Mundial de las Comunicaciones sociales. En mi mensaje de este año, invito a todos los que utilizan las nuevas tecnologías de comunicación, en particular a los jóvenes, a aprovechar de modo positivo y a comprender el gran potencial de estos instrumentos para crear vínculos de amistad y solidaridad que puedan contribuir a un mundo mejor. Las nuevas tecnologías han modificado de manera fundamental el modo de difusión de las noticias y la información y comunicación y relación entre las personas. Deseo animar a cuanto acceden al ciberespacio a estar atentos a mantener y promover una cultura de auténtico respeto, diálogo y amistad en la que puedan florecer los valores de la verdad, armonía y comprensión. ¡Jóvenes! Me dirijo a vosotros en particular: ¡sed testigos de vuestra fe en el mundo digital! Emplead estas nuevas tecnologías para hacer conocer el Evangelio de modo que la Buena Nueva del amor infinito de Dios resuene en modos nuevos en nuestro mundo cada vez más tecnológico"! (S.L) (Agencia Fides 22/5/2009)

viernes, 15 de mayo de 2009

FINAL DEL VIAJE EN TIERRA SANTA

En la ceremonia de despedida realizada en el aeropuerto Ben Gurión de Tel Aviv, ante un nutrido grupo de autoridades civiles y personalidades religiosas, el Papa se dirigió al presidente de Israel, Shimon Peres, con palabras de agradecimiento por la hospitalidad y el calor que recibió en su visita. “He venido a visitar este país como amigo de los israelíes y como amigo del pueblo palestino” afirmó el Pontífice manifestando que precisamente como amigo ha sido inevitable su aflicción por la continua tensión, su tristeza por los sufrimientos y las pérdidas de vidas humanas de ambos pueblos en los últimos seis decenios. Por ello su fuerte llamamiento por la paz.
“¡No más derramamiento de sangre! ¡No más conflicto! ¡No más terrorismo! ¡No más guerra! Rompamos el círculo vicioso de la violencia. Que pueda establecerse una paz duradera basada en la justicia, que haya una verdadera reconciliación y curación. Que sea universalmente reconocido que el Estado de Israel tiene derecho a existir y a gozar de paz y seguridad en el interior de sus fronteras internacionalmente reconocidas. Que sea igualmente reconocido que el pueblo palestino tiene el derecho a una patria independiente, soberana, a vivir con dignidad y viajar libremente".
Y más concretamente, el Santo Padre pidió que la solución de dos Estados se haga realidad y que no se quede como un sueño. El Papa pidió que la paz pueda difundirse por estas tierras, que puedan ser “luz para las naciones”, dando esperanzas a muchas otras regiones que son golpeadas por conflictos.
Benedicto XVI recordó su visita al Memorial del Holocausto en Yah Vashem como uno de los momentos más solemnes de su permanencia en Israel, pues pudo mantener un conmovedor encuentro con algunos de los supervivientes, que le hicieron recordar su visita, hace tres años al campo de la muerte de Auschwitz donde tanto judíos fueron “brutalmente exterminados bajo un régimen sin Dios que propagaba una ideología de antisemitismo y de odio”.
“Ese espantoso capitulo de la historia no debe ser jamás olvidado o negado. Al contrario, esas oscuras memorias deben reforzar nuestra determinación para acercarnos cada vez más los unos a los otros como ramas del mismo olivo, nutridos por las mismas raíces y unidos por el amor fraterno”.
El tema de las relaciones entre cristianos y judíos fue tocado por el Pontífice inspirándose precisamente en el árbol de olivo, símbolo para ambas religiones, que junto al presidente plantó a su llegada a Israel. “Nos nutrimos de las mismas raíces espirituales” dijo el Papa reconociendo que a pesar de que en algunos momentos de la historia común ha habido una relación tensa, ahora nos encontramos “firmemente comprometidos en la construcción de puentes de duradera amistad”.
En su discurso, Benedicto XVI manifestó su alegría por haber podido reunirse con los jefes de la Iglesia Católica en Tierra Santa agradeciendo el trabajo que realizan para asistir a la grey del Señor. Igualmente, se refirió a los encuentros con los responsables de las distintas iglesias cristianas y comunidades eclesiales de la región invitando a un dialogo cada vez más fructífero.
“Esta tierra es verdaderamente un terreno fértil para el ecumenismo y el diálogo interreligioso y rezo para que la rica variedad de los testimonios religiosos en la región pueda traer frutos en una creciente comprensión recíproca y en el respeto mutuo”.
El Santo Padre al abrir su discurso habló de las fuertes impresiones que le ha dejado esta peregrinación a Tierra Santa, en la que pudo constatar -en sus reuniones con las autoridades civiles, tanto en Israel como en los territorios Palestinos-, los grandes esfuerzos que ambos gobiernos realizan para asegurar el bienestar de las personas. Y sin embargo, Benedicto XVI concluyó su discurso con lo que calificó la más triste de las visiones: el muro.
“Una de las visiones más tristes para mí durante mi visita a estas tierras ha sido el muro. Mientras lo costeaba, he rezado por un futuro en el que los pueblos de la Tierra Santa puedan vivir juntos en paz y armonía sin necesidad de semejantes instrumentos de seguridad y separación, sino respetándose y confiando el uno en el otro, en la renuncia de toda forma de violencia y de agresión”.
Benedicto XVI reconociendo cuán difícil puede ser esta tarea para las autoridades israelíes y palestinas, aseguró sus oraciones y las de todos los católicos del mundo, en el esfuerzo para construir una paz justa y duradera en la región.

BENEDICTO EN EL CAMPO DE REFUGIADOS


VATICANO - Benedicto XVI en Tierra Santa (20) - En el campo de refugiados: "de ambas partes del muro es necesario coraje para superar el miedo y la desconfianza. Se necesita magnanimidad para buscar la reconciliación después de años de enfrentamientos armados”
Belén (Agencia Fides) – Despidiéndose del "Caritas baby hospital", el Papa ha llegado al "Aida Refugee Camp" de Belén, uno de los campos de refugiados en los Territorios Palestinos, dónde conviven musulmanes y cristianos. "Mi visita al Campo de Refugiados de Aida esta tarde me brinda la agradable oportunidad de expresar mi solidaridad a todos los palestinos sin casa, que desean poder volver a los lugares de nacimiento, o vivir permanentemente en una patria propia” ha dicho Benedicto XVI en su discurso. En particular el Papa ha subrayado la importancia de la educación de los más pequeños, que expresa la esperanza en el futuro, y ha invitado a los jóvenes a prepararse para el tiempo en que serán "responsables de los asuntos del pueblo Palestino en los años venideros", exhortando a los padres a sustentar a los hijos "en sus estudios y en cultivar sus dones". Después de haber recordado a las familias divididas o que están en situaciones de sufrimiento, ha dicho: "tended la seguridad de que todos los refugiados palestinos en el mundo, especialmente los que han perdido la casa y a personas queridas durante el reciente conflicto de Gaza, son recordados constantemente en mis oraciones”.
Felicitándose por el buen trabajo desarrollado por numerosas agencias de la Iglesia en la asistencia de los refugiados, el Santo Padre ha recordado la figura de San Francisco y "la enorme contribución ofrecida por los numerosos miembros de la Familia franciscana en cuidar de la gente de estas tierras, haciendo de si mismos 'instrumentos de paz'… ¡Cuánto anhelan las personas de este campo, de estos Territorios y de toda la región la paz!"
El Pontífice ha citado a continuación los acontecimientos de mayo de 1948 y los años de un conflicto todavía no resuelto, que siguieron a aquellos acontecimientos: "Vuestras legítimas aspiraciones a una patria permanente, a un Estado Palestino independiente, continúan sin realizarse. Y vosotros, por el contrario, os sentís en una trampa, como muchos en esta región y en el mundo, en una espiral de violencia, de ataques y contraataques, de venganzas y de destrucciones continuas. Todo el mundo desea fuertemente que termine esta espiral, anhela que la paz ponga fin a las perennes hostilidades".
El Santo Padre ha continuado: "En un mundo en que se abren cada vez más las fronteras - al comercio, a los viajes, a la movilidad de la gente, a los cambios culturales - es trágico ver que continúan levantándose muros. ¡Cuántos aspiramos a ver los frutos de la difícil tarea de edificar la paz! ¡Con que ardor rezamos para que acaben las hostilidades que han causado la erección de este muro!". A continuación ha subrayado que "de ambas partes del muro es necesario coraje para superar el miedo y la desconfianza, para vencer la necesidad de venganza por las pérdidas o heridas. Se necesita magnanimidad para buscar la reconciliación después de años de enfrentamientos armados… Debe haber una determinación para emprender iniciativas fuertes y creativas para la reconciliación: si cada uno insiste en concesiones preliminares por parte del otro, el resultado será solo el punto muerto de las negociaciones".
El Santo Padre ha concluido su discurso con un llamamiento a la comunidad internacional, para que practique "su influencia en favor de una solución justa y duradera, en el respeto de las legítimas exigencias de todas las partes y reconociendo su derecho de vivir en paz y con dignidad, según el derecho internacional". Después ha pedido a cada uno un "profundo empeño en cultivar la paz y la no violencia, siguiendo el ejemplo de san Francisco y de otros grandes constructores de paz". (S.L) (Agencia Fides 15/5/2009)

miércoles, 13 de mayo de 2009

BENEDICTO XVI PRESIDIENDO LA EUCARISTIA FRENTE A LA BASÍLICA DE LA NATIVIDAD EN BELÉN EN LA PLAZA DEL PESEBRE


Al presidir esta mañana la Eucaristía frente a la Basílica de la Natividad en Belén, en la Plaza del Pesebre, el Papa Benedicto XVI alentó a los católicos a ser "un puente de diálogo y de colaboración constructiva en la edificación de una cultura de paz que supere el actual estancamiento del miedo, de la agresión y de la frustración".

Ante unos cinco mil fieles presentes, el Santo Padre exhortó a edificar "vuestras iglesias locales, haciendo de ellas laboratorios de diálogo, de tolerancia y de esperanza, así como de solidaridad y de caridad práctica".

"Para los hombres y las mujeres de todos los lugares, Belén está asociada con el mensaje gozoso del renacimiento, de la renovación, de la luz y de la libertad. Y sin embargo, aquí en medio de nosotros, ¡qué lejos se ve esta magnífica promesa!", dijo el Pontífice.

En Belén, ciudad en donde nació el Niño Dios, Benedicto XVI resaltó que "aquí, entre todo tipo de contrariedades, las piedras siguen gritando esta 'buena nueva', el mensaje de redención que esta ciudad, por encima de todas las demás, está llamada a proclamar a todo el mundo".

"El mensaje de Belén es que seamos testigos del triunfo del amor de Dios sobre el odio, el egoísmo, el miedo y el rencor que paralizan las relaciones humanas y crean división entre hermanos que deberían vivir juntos en unidad, destrucciones donde los seres humanos deberían edificar, desesperación donde la esperanza debería florecer".

"¡No tengáis miedo!", clamó el Papa. "Este es el mensaje que el Sucesor de Pedro desea transmitiros hoy, haciendo eco al mensaje de los ángeles y a la consigna que el querido Papa Juan Pablo II os dejó en el año del Gran Jubileo del nacimiento de Cristo. Contad con las oraciones y la solidaridad de vuestros hermanos y hermanas de la Iglesia universal, y a través de iniciativas concretas consolidad vuestra presencia y ofreced nuevas posibilidades a quienes están tentados de partir".

Seguidamente el Papa exhortó a los católicos a ser "ante todo, testigos de la potencia de la vida, de la nueva vida que nos ha dado Cristo resucitado, de aquella vida que puede iluminar y transformar incluso las situaciones humanas más oscuras y desesperadas".

"Vuestra tierra no solo tiene necesidad de nuevas estructuras económicas y políticas, sino sobre todo –podríamos decir– de una nueva infraestructura 'espiritual', capaz de galvanizar las energías de todos los hombres y mujeres de buena voluntad al servicio de la educación, del desarrollo y de la promoción del bien común".

Finalmente, Benedicto XVI subrayó que "contáis con los recursos humanos para edificar la cultura de la paz y del respeto recíproco, que podrán garantizar un futuro mejor para vuestros hijos. Os espera esta noble empresa. ¡No tengáis miedo!".

El Santo Padre también se dirigió a los peregrinos de "la martirizada Gaza con motivo de la guerra: transmitid a vuestras familias y comunidades mi caluroso abrazo, mi pésame por las pérdidas, las adversidades y los sufrimientos que habéis tenido que soportar. Estad seguros de mi solidaridad en la inmensa obra de reconstrucción y de mis oraciones para que se levante pronto el embargo".

Luego de la Misa, el Papa se dirigió al Convento Casa Nova de Belén, la casa franciscana para los peregrinos, donde almorzó con los ordinarios de Tierra Santa y con la comunidad de franciscanos.


http://www.aciprensa.com/peregrinacion/historica/pere6.html

EL SANTO PADRE BENEDICTO XVI EN EL MURO DE LAS LAMENTACIONES REZANDO


Agencia Fides) - Dejada la Explanada de las Mezquitas, el Santo Padre Benedicto XVI ha ido al "Western Wall", comúnmente dicho "Muro de las Lamentaciones”. Aquí el Rabino Capo ha leído un salmo en hebreo, a continuación el San Padre ha leído uno en latín y se ha detenido luego en silenciosa oración ante el Muro, antes de deponer en sus hendiduras un billete con una oración escrita. Luego ha ido en coche al Centro "Hechal Shlomo", sede del Gran Rabinado en Jerusalén, para una visita de cortesía a los dos Rabinos Jefes de Israel: el Gran Rabino askenazi Yona Metzger y el Gran Rabino sefardí Shlomo Amar. En el curso de la parte pública del encuentro, después del saludo de los dos Grandes Rabinos, el Santo Padre ha pronunciado un discurso en el que ha agradecido los dos Grandes Rabinos "por sus calurosas palabras de bienvenida y por el deseo que han expresado de seguir fortificando los vínculos de amistad que la Iglesia Católica y el Gran Rabinado se han comprometido tan diligentemente a hacer avanzar en la última década".
Benedicto XVI ha reafirmado su deseo "de profundizar la recíproca comprensión y la cooperación entre la Santa Sede, el Gran Rabinado de Israel y el pueblo Hebreo en todo el mundo", siguiendo el camino indicado por el Papa Juan Pablo II, invitando a "dar gracias al Omnipotente por las muchas bendiciones que han acompañado el diálogo conducido por la comisión bilateral, y para mirar con esperanza a sus futuras sesiones… Judíos y cristianos están preocupados por asegurar el respeto por la sacralidad de la vida humana, la centralidad de la familia, una profunda educación de los jóvenes, la libertad de religión y de conciencia para una sociedad sana. Estos temas de diálogo no representan más que la fase inicial de lo que esperamos sea un sólido y progresivo camino hacia una mejor comprensión recíproca”.
Entre los elementos comunes a las dos tradiciones religiosas, el Santo Padre ha citado la "preocupación frente al relativismo moral y a las ofensas que produce contra la dignidad de la persona humana" y ha continuado: " Al afrontar las cuestiones éticas más urgentes de nuestros días, nuestras dos comunidades se encuentran ante el desafío de comprometer a las personas de buena voluntad con el nivel de la razón, presentando al mismo tiempo los fundamentos religiosos que sostienen de la mejor manera los perennes valores morales. Que el diálogo iniciado continúe generando ideas sobre cómo es posible que cristianos y judíos puedan trabajar juntos para elevar la consideración de la sociedad por las contribuciones características de nuestras tradiciones religiosas y éticas”.
Al término de su discurso el Santo Padre ha recordado que "la Iglesia católica está irrevocablemente comprometida en el camino escogido por el Concilio Vaticano II para una auténtica y duradera reconciliación entre cristianos y judíos. Como ha aclarado la declaración Nostra Aetate, la Iglesia sigue valorando el patrimonio espiritual común de cristianos y judíos, y desea una comprensión mutua cada vez más profunda y el respeto a través de los estudios bíblicos y teológicos, así como a través de los diálogos fraternos”. (S.L) (Agencia Fides 13/5/2009)

martes, 12 de mayo de 2009

BENEDICTO XVI EN TIERRA SANTA


VATICANO - Benedicto XVI en Tierra Santa (8) - Bendición de la primera piedra de las iglesias en el Jordán: "La primera piedra de una iglesia es símbolo de Cristo. La Iglesia se apoya en Cristo, está sostenida por Él y no puede separarse de Él”
Betania (Agencia Fides) - La tarde del domingo 10 de mayo, el Santo Padre Benedicto XVI ha ido a Bethany beyond the Jordan, región que fue el centro de la actividad de San Juan Bautista y escenario de la vida pública de Jesús. Después de visitar el itinerario arqueológico del Sitio del Bautismo, el Papa bendijo la primera piedra de la Iglesia de los latinos y de los Greco-Melquita.

"La primera piedra de una iglesia es símbolo de Cristo - ha dicho el Papa en su discurso antes del rito de bendición -. La Iglesia se apoya en Cristo, está sostenida por Él y no puede separarse de Él. Él es el único cimiento de toda comunidad cristiana… Con Él, también nosotros somos piedras vivas construidas como edificio espiritual, lugar de morada para Dios". Citando a continuación a San Agustín, ha subrayado que la realidad de la Iglesia "es Cristo y nosotros, Cristo con nosotros. Él es con nosotros como la vida con sus sarmientos. La Iglesia es en Cristo una comunidad de vida nueva, un realidad dinámica de gracia que procede Él. A través de la Iglesia, Cristo purifica nuestros corazones, ilumina nuestras mentes, nos une con el Padre y, en el único Espíritu, nos conduce a un ejercicio diario de amor cristiano. Confesamos esta gozosa realidad como Iglesia una, santa, católica, y apostólica”.
Luego Benedicto XVI ha recordado que "entramos en la Iglesia a través del Bautismo" y la memoria del bautismo de Cristo "está vivamente presente ante nosotros en este lugar", dónde "Jesús se puso en la fila con los pecadores y aceptó el bautismo de penitencia de Juan". Después ha exhortado a los presentes: " Que el Jordán os recuerde siempre que habéis sido lavados en las aguas del Bautismo y que os habéis convertido en miembros de la familia de Jesús. Vuestras vidas, en obediencia a su palabra, son transformadas en su imagen y semejanza. Al esforzaros por ser fieles a vuestro compromiso bautismal de conversión, testimonio y misión, sabéis que sois fortificados por el don del Espíritu Santo”.
Por último, el Pontífice ha exhortado a los presentes "a crecer en toda esa gama de nobles actitudes que son conocidas con el nombre bendito de ágape, amor cristiano": "Promoved el diálogo y la comprensión en la sociedad civil, especialmente cuando reivindicáis vuestros legítimos derechos. En Oriente Medio, marcado por el trágico sufrimiento, por años de violencia y cuestiones sin resolver, los cristianos están llamados a ofrecer su contribución inspirada por el ejemplo de Jesús, de reconciliación y de paz con el perdón y la generosidad”. (S.L) (Agencia Fides 12/5/2009)