viernes, 15 de mayo de 2009

BENEDICTO EN EL CAMPO DE REFUGIADOS


VATICANO - Benedicto XVI en Tierra Santa (20) - En el campo de refugiados: "de ambas partes del muro es necesario coraje para superar el miedo y la desconfianza. Se necesita magnanimidad para buscar la reconciliación después de años de enfrentamientos armados”
Belén (Agencia Fides) – Despidiéndose del "Caritas baby hospital", el Papa ha llegado al "Aida Refugee Camp" de Belén, uno de los campos de refugiados en los Territorios Palestinos, dónde conviven musulmanes y cristianos. "Mi visita al Campo de Refugiados de Aida esta tarde me brinda la agradable oportunidad de expresar mi solidaridad a todos los palestinos sin casa, que desean poder volver a los lugares de nacimiento, o vivir permanentemente en una patria propia” ha dicho Benedicto XVI en su discurso. En particular el Papa ha subrayado la importancia de la educación de los más pequeños, que expresa la esperanza en el futuro, y ha invitado a los jóvenes a prepararse para el tiempo en que serán "responsables de los asuntos del pueblo Palestino en los años venideros", exhortando a los padres a sustentar a los hijos "en sus estudios y en cultivar sus dones". Después de haber recordado a las familias divididas o que están en situaciones de sufrimiento, ha dicho: "tended la seguridad de que todos los refugiados palestinos en el mundo, especialmente los que han perdido la casa y a personas queridas durante el reciente conflicto de Gaza, son recordados constantemente en mis oraciones”.
Felicitándose por el buen trabajo desarrollado por numerosas agencias de la Iglesia en la asistencia de los refugiados, el Santo Padre ha recordado la figura de San Francisco y "la enorme contribución ofrecida por los numerosos miembros de la Familia franciscana en cuidar de la gente de estas tierras, haciendo de si mismos 'instrumentos de paz'… ¡Cuánto anhelan las personas de este campo, de estos Territorios y de toda la región la paz!"
El Pontífice ha citado a continuación los acontecimientos de mayo de 1948 y los años de un conflicto todavía no resuelto, que siguieron a aquellos acontecimientos: "Vuestras legítimas aspiraciones a una patria permanente, a un Estado Palestino independiente, continúan sin realizarse. Y vosotros, por el contrario, os sentís en una trampa, como muchos en esta región y en el mundo, en una espiral de violencia, de ataques y contraataques, de venganzas y de destrucciones continuas. Todo el mundo desea fuertemente que termine esta espiral, anhela que la paz ponga fin a las perennes hostilidades".
El Santo Padre ha continuado: "En un mundo en que se abren cada vez más las fronteras - al comercio, a los viajes, a la movilidad de la gente, a los cambios culturales - es trágico ver que continúan levantándose muros. ¡Cuántos aspiramos a ver los frutos de la difícil tarea de edificar la paz! ¡Con que ardor rezamos para que acaben las hostilidades que han causado la erección de este muro!". A continuación ha subrayado que "de ambas partes del muro es necesario coraje para superar el miedo y la desconfianza, para vencer la necesidad de venganza por las pérdidas o heridas. Se necesita magnanimidad para buscar la reconciliación después de años de enfrentamientos armados… Debe haber una determinación para emprender iniciativas fuertes y creativas para la reconciliación: si cada uno insiste en concesiones preliminares por parte del otro, el resultado será solo el punto muerto de las negociaciones".
El Santo Padre ha concluido su discurso con un llamamiento a la comunidad internacional, para que practique "su influencia en favor de una solución justa y duradera, en el respeto de las legítimas exigencias de todas las partes y reconociendo su derecho de vivir en paz y con dignidad, según el derecho internacional". Después ha pedido a cada uno un "profundo empeño en cultivar la paz y la no violencia, siguiendo el ejemplo de san Francisco y de otros grandes constructores de paz". (S.L) (Agencia Fides 15/5/2009)

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